Seguramente alguna vez has sentido que tienes un problema por la forma en la que comes. Si bien no padeces un trastorno alimenticio, como el de comer compulsivamente, sí has experimentado episodios en los que comes varias veces al día (a cualquier hora) y nunca te sientes satisfecho, que te levantas por la noche a comer o incluso te ha pasado que recién acabas de cenar o almorzar y ya estás comiendo otra vez.
En pocas palabras, no te sacias, sigues buscando más y más comida, tu estómago se inflama y empiezas a sentir culpa. Además, la ropa comienza a quedarte más apretada, duermes mal porque la digestión de tus alimentos se vuelve pesada y laboriosa.
Sí, algo está mal: no estás obteniendo los nutrientes que tu cuerpo necesita diariamente. Tu organismo seguirá demandando más alimento porque busca conseguir esos nutrientes que no le has podido dar, y lo más seguro es que sigas sin dárselos porque preferirás comer algo que no te nutre: pan, galletas, queso, helados, frituras, dulces, etcétera.
Aquí te dejamos algunas recomendaciones que te pueden ayudar con el problema de comer compulsivamente.
Cambia tus hábitos alimenticios
No tienes que ser la persona que más cuida su alimentación de la noche a la mañana, puedes cambiar tus hábitos alimenticios poco a poco. Deja los alimentos adictivos y que no te nutren: dulces, panes, lácteos, postres… Y comienza a comer más frutas frescas o deshidratas; vegetales; semillas; frutos secos; brotes y germinados.
A tu dieta puedes añadir el consumo de lactoserum suizo Lebasi, un alimento rico en nutrientes que te aportará eso que tu organismo necesita; además, contiene glicomacropéptido, una proteína que estimula la producción de la hormona relacionada con la supresión del apetito, es decir, te ayuda a sentirte saciado.
No vayas al súper con hambre
Está comprobado que si vas al supermercado con hambre, terminarás comprando productos que no necesitas realmente. Esto se debe a que cuando el cuerpo experimenta la escasez de alimentos, el cerebro está programado para hacer que la persona pruebe lo que sea, sin importar que se trate de comida que ya sabe que le puede causar daño.
Así que no vayas al súper con hambre y lleva tu lista contigo, para que no te falte nada entre semana ni lleves cosas de más.
No veas la televisión mientras comes
Seguramente eres de los que ve su serie favorita a la hora de la comida, pero lo mejor es que ya no lo hagas. Ver la televisión mientras comes inhibe la sensación de saciedad, lo que hace que ingieras más alimento.
Es preferible que ese tiempo lo aproveches para convivir con tu familia o con tus compañeros de trabajo.
Mastica bien los alimentos
Si no realizas bien esta acción, podrías aumentar de peso, ya que al masticar poco y comer rápido se tiene menor sensación de saciedad y se come en mayor cantidad.
A esto se suma que el cuerpo trabaja más para digerir los alimentos, lo que puede provocar molestias como pesadez, distensión abdominal, gases o digestión pesada.
Bebe mucha agua
El agua puede ayudar a ocupar espacio en el estómago, lo que produce una sensación de plenitud y reduce el apetito. Por eso, se recomienda beber agua después de comer.
Evita ir a bufets
Los restaurantes que te ofrecen bufet o todo lo que puedas comer a cambio de una determinada cantidad de dinero, son una gran tentación, así que mejor sácalos de tu lista para que no comas de más.
Visita a un experto
En caso de que notes que tus hábitos alimenticios no mejoran a pesar de tus esfuerzos, acude con un experto. Si padeces del trastorno de comedor compulsivo, no sólo necesitarás de un nutriólogo, sino también de un médico y un psicólogo.

