La flora intestinal de cada persona es única y distinta. Factores como la alimentación, el estilo de vida y los antibióticos influyen en la salud intestinal.
Cada individuo lleva alrededor de 100 billones de microbios dentro del cuerpo, sobre todo en el tracto digestivo. Cuando se habla de mantener una flora intestinal sana, se hace referencia a las bacterias buenas que viven en el intestino y que ayudan a digerir los alimentos, los convierten en nutrientes absorbibles y además fabrican con los desechos del cuerpo algunas sustancias beneficiosas. Asimismo, forman la primera defensa contra enfermedades e infecciones.
Por supuesto, también hay bacterias que no son tan buenas: en el sistema digestivo coexisten bacterias tanto buenas como malas, y lo mejor sería que la mayoría fueran buenas, porque cuanto las malas ganan terreno sucede que hay una alteración de la flora intestinal o microbiota.
Los científicos han descubierto que el sistema digestivo tiene un trabajo aún más complejo de lo que se creía porque se ha relacionado con numerosos aspectos de salud que aparentemente no tienen nada que ver con la digestión. Así que tener una flora intestinal sana es importante para una buena salud: cualquier cosa que pueda alimentar a las bacterias buenas y mantenerlas en equilibrio es bueno.
¿Cómo mantener un equilibro de la flora intestinal?
Aunque pueda verse alterada y perjudicada, la flora intestinal tiene la ventaja de que puede recuperarse. Aquí te dejamos algunos consejos para que lo logres:
+Seguir una alimentación saludable y equilibrada: La fibra mantiene las células intestinales sanas y garantiza que el sistema digestivo pueda eliminar los desechos de forma adecuada, así que es vital tener una dieta rica en fibra. Pan integral, avena, peras, melones, brócoli, zanahorias, legumbres y nueces son algunos alimentos que contienen fibra. Y si por el contrario, la dieta es rica en azúcares y grasas, lo más seguro es que se tenga una menor variedad de la microbiota, lo cual es perjudicial para la salud.
+Ingerir más alimentos fermentados: Como el chucrut, kéfir y ciertos tipos de yogur, esto porque contienen probióticos (bacterias vivas), lo cual ayuda a que se tenga una microbiota más diversa.
+No abusar de los medicamentos: Sin bien son vitales para tratar infecciones y enfermedades, su manera de actuar en el organismo los hace peligrosos y más cuando se abusa de ellos: afectan tantos a las bacterias tanto buenas como malas. Incluso, existen estudios que señalan que un uso excesivo de antibióticos puede provocar cambios perjudiciales en la composición y diversidad de la flora intestinal.
+Beber suficiente agua: El agua garantiza que los minerales y nutrientes se absorban de manera adecuada en el cuerpo.
+Añadir a tu dieta lactoserum suizo Lebasi: Ayuda a regenerar la microbiota mediante sus prebióticos; además de que al tener un PH neutro (6.5), neutraliza la acidez y fomenta un ambiente propicio y adecuado para las bacterias benéficas. A partir de su nutrición celular completa, Lebasi limpiará la flora intestinal para dar paso a la nutrición; cuando las células estén bien nutridas, se empezarán a multiplicar, lo cual se conoce como regeneración celular.
+Hacer ejercicio: La actividad física también propicia el crecimiento de una variedad de bacterias intestinales. El ejercicio regular estimula el intestino y aumenta la actividad intestinal, por lo que se evitan los problemas digestivos.
