Qué minerales contiene Lebasi y por qué son necesarios para el cuerpo

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Los minerales son los elementos inorgánicos que forman parte de algún
órgano o elemento del cuerpo,
como la sangre o los huesos.

Su importancia radica en que son indispensables para que se lleven a cabo los procesos químicos y eléctricos en el organismo. Por esto, es crucial que siempre estén en concentraciones equilibradas, pues la carencia o exceso de estos puede tener como consecuencia el desarrollo de enfermedades.

¿Cómo se clasifican?

Los minerales se dividen en tres grupos: macrominerales, microminerales y oligoelementos.

  • En el grupo de los macrominerales, que son necesarios en grandes cantidades, se encuentra el sodio, potasio, calcio, fósforo, cloro y magnesio. Es necesario consumir más de 100 miligramos al día.
  • En el grupo de los microminerales, cuyo consumo debe ser inferior, está el hierro, zinc, cobre, yodo, flúor y manganeso.
  • En los oligoelementos están el arsénico, boro, cromo, selenio, níquel y vanadio, y de ellos solo se necesita un microgramo al día.

¿Dónde encontrarlos?

Muchos de estos minerales están presentes en el lactoserum suizo Lebasi, el cual contiene un total de 11 minerales, que son:

Calcio

Es el mineral más abundante en el cuerpo. Su función principal es ayudar a la construcción y mantenimiento de huesos y dientes, haciéndolo en colaboración con el fósforo. Además, interviene en el proceso de coagulación sanguínea y en el control del paso de fluidos a través de las células. También está ligado al correcto funcionamiento del corazón y sistema muscular.

Se encuentra principalmente en el suero de leche y sus derivados (quesos). Otras fuentes son los huevos, algunos vegetales como espinacas, acelga, col blanca, judías blancas y fruta como naranjas, mandarinas y pomelos.

Hierro

Sirve para producir hemoglobina y transportar oxígeno a todo el cuerpo. Su falta provoca anemia, fatiga, depresiones y favorece las infecciones.

Lo encuentras en higos, vegetales de hoja verde, dátiles, cereales, leguminosas, pepitas, yema de huevo, hígado, carnes, sardinas.

Magnesio

Ayuda al funcionamiento de los músculos; conserva sanos los huesos, dientes y articulaciones. Si no lo consumes puedes sufrir problemas en músculos y nervios, debilidad y convulsiones.

Está contenido en el germen de trigo, habas, frijoles, maíz, avena, almendras, azúcar morena, nueces, higos, verduras de hoja verde.

Cobre

Se encuentra en todos los tejidos del cuerpo. Ayuda en la formación de hemoglobina y glóbulos rojos, facilitando la absorción del hierro. También ayuda en la conversión de un aminoácido en un pigmento oscuro que da color a la piel y al cabello.

Los frutos secos, semillas, pasas, ciruelas, carnes y pescados lo contienen.

Fósforo

Es el segundo mineral en abundancia en el cuerpo y se encuentra en todas las células vivas. Está implicado en el correcto funcionamiento tanto de músculos como de nervios, colaborando a menudo con el calcio.

Está en una gran variedad de alimentos, pero principalmente en la soja, frutos secos, yema de huevo, chocolate, legumbres y cereales.

Sodio y potasio

Colaboran en el equilibrio de fluidos del organismo. El potasio se encuentra principalmente dentro de las células y el sodio, predominantemente en los líquidos fuera de éstas. unto con el calcio y magnesio, el equilibrio entre estos electrolitos juega un papel importante en la salud cardiovascular.

Los alimentos que contienen este par de minerales son: mariscos, pan, aceitunas, col, acelgas, acedera, espinacas, apio, berro, queso, huevo mostaza, plátano, pistachos, aguacate, soja, sandía, espinacas.

Zinc

Forma casi 80 enzimas, por lo que es muy útil en el metabolismo; también es componente de la insulina. Su carencia provoca retraso en el crecimiento, problemas de cicatrización de heridas y fallos del sistema inmunológico.

Está presente en carnes, legumbres, cereales integrales, frutos secos y levadura de cerveza.

Yodo

Se encarga de formar las hormonas tiroideas que regulan la actividad
metabólica, el crecimiento, las funciones neuromusculares, el sistema nervioso, la regeneración de la piel y el crecimiento del pelo.

Lo encuentras en pescados y mariscos (atún, bacalao, almejas, camarones, algas), lácteos (leche, yogur, queso), cereales (como la avena y el pan de centeno), patatas, frutas y vegetales.

Níquel

Activa la transformación de la glucosa en glucógeno, cataliza las enzimas arginasa-tripina y carboxilasa, participa en la producción de hormonas como la adrenalina, noradrenalina, prolactina y aldosterona. Se encuentra en pulmones, corazón, ovarios, testículos y páncreas.

El níquel se puede consumir en el chocolate, vegetales (espinacas, perejil, habas), legumbres secas (guisantes, alubias, lentejas), cereales integrales (centeno, avena, arroz integral, semillas de soja), pimienta negra, levadura de cerveza.

Selenio

Es importante para la reproducción, la función de la glándula tiroidea, la producción de ADN y para proteger al cuerpo contra infecciones y el daño causado por los radicales libres.

Se encuentra en mariscos, carne, carne de ave, huevos, productos lácteos y productos derivados de cereales.

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