Cubrebocas, tapabocas o mascarilla, sea cual sea la palabra que prefieras para nombrarlo, no cabe duda que se ha vuelto un accesorio indispensable: es el símbolo de la “nueva normalidad” a la que nos enfrentamos.
Y aunque sea un accesorio que nos ayuda a protegernos del contagio de ciertas enfermedades -como el coronavirus-, ha traído con él un problema para la piel de muchas personas debido a que no está habituda a su uso: maskne o acné por mascarilla.
Su término técnico es acné mecánico y también se le conoce como acné del deportista o de fricción, porque es el resultado de la fricción mecánica de un tejido contra la piel, algo que es usual en deportistas (como aquellos que usan casco).
Este problema también es frecuente entre profesionales que deben utilizar mascarilla (como es el caso de los médicos: la revista médica Journal of the American Academy señaló que al menos el 83% de trabajadores sanitarios en Hubei, China, tienen problemas dermatológicos en el rostro derivados del uso de cubrebocas); sin embargo, ahora que su uso se ha extendido al público en general, el problema se ha incrementado.
Y es que, la mascarilla tiende a atrapar mucho aire caliente cuando la persona habla o respira, lo cual genera un ambiente ideal para el crecimiento de bacterias y ácaros de la piel; además, la fricción que tiene el rostro con el tapabocas acentúa los brotes de acné (según un informe de la Cleveland Clinic).
En resumen, el calor, el sudor, el rozamiento y el hecho de que los poros no están bien oxigenados provocan que aumente la probabilidad de una infección por las propias bacterias que hay en la piel. Además de acné, puede haber dermatitis irritativas y alérgicas.
¿Cómo puedo evitarlo o tratarlo?
- El material de tu mascarilla. Los dermatólogos aconsejan usar cubrebocas de algodón, principalmente para pieles sensibles, ya que los tejidos más ligeros y frescos permiten respirar más a la piel.
- Limpieza de tu tapabocas. Si es lavable, debes tratarla con el mismo cuidado e higiene que una prenda interior. Por eso, es ideal que tengas al menos dos y los alternes a diario. Si sólo es de un uso, no la reutilices. También si se humedece o se ve sucia, hay que cambiarla.
- Lleva una rutina de cuidado básico diario. Limpia tu cara en la mañana y en la noche con productos no irritante y sin jabón.
- Haz algunos cambios en tus productos. Desmaquíllate con agua micelar y aplica un hidratante que no sea espeso, que se absorba fácilmente sin dejar la piel cremosa y que sea libre de alcohol.
- Si no tienes que salir, mantén tu rutina de cuidado de la piel, pero si debes salir a la calle (obviamente, con el cubrebocas) minimiza el uso de productos, ya que con el calor los ingredientes se potencian y si son ácidos o retinoles puedes producir reacciones alérgicas.
- Es mejor llevar la cara lavada. Puede que por tu estilo de vida o trabajo debas usar maquillaje, pero si no es así, ni lo uses. Si debes usarlo, que no sea durante todo el día, aplica lo mínimo y retíralo apenas puedas.
- Cuida tu alimentación y reduce el estrés, porque también son factores que provocan acné.
- En caso de un brote de acné, lo ideal es tratarlo localmente y usar cremas específicas con principios activos, teniendo en cuenta el tipo de piel. Sin embargo, lo más recomendable es que antes de aplicar cualquier medicamento, se acuda con un dermatólogo para que establezca el mejor tratamiento.
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