El Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) se caracteriza por ser una fatiga continua e intensa, que no mejora con el reposo y no es causada por otras enfermedades (como la gripe, por ejemplo). Es conocida también como Encefalomielitis miálgica, Síndrome de astenia crónica o Síndrome de Fatiga Post-viral.
Los síntomas más recurrentes de este padecimiento incluyen: dolor muscular, dolor de cabeza y cansancio extremo, que se distinguen de los síntomas de otras enfermedades en que estos pueden durar hasta seis meses o más. También se puede presentar: alteración de la concentración, faringitis, irritabilidad, pérdida de memoria, dolor articular (sin signos inflamatorios), insomnio, así como sequedad de las mucosas bucal, conjuntival (ojos) y genital.
Las personas que lo padecen se sienten muy cansadas de forma recurrente, algo que no mejora con el reposo, e incluso ante esfuerzos mínimos, el cansancio empeora, lo que ocasiona un grado de incapacidad para las actividades diarias.
Las causas de la fatiga crónica son desconocidas y tampoco existe un tratamiento que la cure; sin embargo, sí es posible mejorar la intensidad de los síntomas y la calidad de vida de la persona mediante tratamiento sintomático. Éste se compone de ejercicio físico gradual, técnicas de educación de la enfermedad, apoyo psicológico, tratamiento farmacológico y dietético-nutricional.
De entre las recomendaciones nutricionales que los expertos hacen a quienes padecen este síndrome, están la de llevar una buena alimentación, ingerir suplementos vitamínicos, tener horarios establecidos de comida y una buena hidratación.
Ahora bien, como parte de la buena alimentación, se sugiere el aumento de determinados nutrientes, los cuales son:
Vitamina C
Que encuentras en pimientos, naranjas, limones, rábanos, coles, zanahorias, uvas, jitomate.
Vitamina E
Que hallas en los cacahuates, aceite de oliva, aguacate.
Zinc
Que está en el apio, espárragos, germen de trigo y lentejas.
Vitaminas del grupo B
Que puedes hallarlas en el pollo, arroz integral, trigo integral, legumbres, nueces, algas, frutos secos, semillas.
Ácidos grasos Omega 3
Presentes en las semillas de lino, nueces, aceite de sésamo, semillas y pescado como el salmón.
Magnesio
Que está en los frutos secos, arroz integral, semillas de calabaza, quínoa, mijo, brócoli, jitomate.
Triptófano
Que es el precursor de la serotonina y se encuentra en legumbres, queso fresco, avena, almendras, castaña, espinacas, calabaza, sésamo y coliflor.