Dieta mediterránea: ¿la más saludable?

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En los últimos años, el concepto de dieta mediterránea se ha popularizado bastante entre las personas, debido a que es asociado a una idea de salud y calidad de vida.

Las investigaciones científicas realizadas han confirmado sus efectos beneficiosos en la prevención de las enfermedades cardiovasculares y de otras patologías crónicas relacionadas con la dieta, entre las que se incluyen algunos tipos de cáncer.

Incluso, el U.S. News & World Report publica cada año una lista con las dietas más saludables que cuentan con el sello de aprobación de los nutricionistas. Este 2021, por cuarto año consecutivo, la dieta mediterránea se ha ganado el puesto número uno de esta lista, puesto que tiene múltiples beneficios para la salud: pérdida de peso, salud cardiaca y cerebral, prevención del cáncer, así como prevención y control de la diabetes.

¿Y en qué consiste?

La dieta mediterránea es la forma de alimentación típica de países como España, Italia o Grecia, y se basa en platillos protagonizados por frutas, verduras y legumbres.

Una de las mayores ventajas de esta dieta es que no restringe ningún grupo de alimentos, sino que prioriza los ingredientes que dan mayores beneficios a la salud como el pescado, las legumbres, los vegetales, los mariscos, los frutos secos, las especias.

Otra de sus principales características, y de la que se derivan muchos de sus beneficios, es la del uso para cocinar y como aderezo del aceite de oliva, que aporta grasas saludables al organismo y estimula las células que se asocian a una vida más larga.

Para que conozcas más sobre esta forma de alimentación y te animes a seguirla, te compartimos el decálogo estructurado por la Fundación Dieta Mediterránea, que nos habla de sus principales características.

  1. Utilizar el aceite de oliva como principal grasa de adición. Es un alimento rico en vitamina E, betacarotenos y ácidos grasos monoinsaturados que le confieren propiedades cardioprotectoras.

2. Consumir alimentos de origen vegetal en abundancia: frutas, verduras, legumbres, champiñones y frutos secos. Es fundamental consumir 5 raciones de fruta y verdura a diario.

3. El pan y los alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz y especialmente sus productos integrales) deberían formar parte de la alimentación diaria.

4. Los alimentos poco procesados, frescos y de temporada son los más adecuados.

5. Consumir diariamente productos lácteos, principalmente yogurt y quesos. El consumo de leches fermentadas (yogur, etc.) se asocia a una serie de beneficios para la salud porque estos productos contienen microorganismos vivos capaces de mejorar el equilibrio de la microflora intestinal.

6. La carne roja se tendría que consumir con moderación y si puede ser como parte de guisos y otras recetas. Y las carnes procesadas en cantidades pequeñas y como ingredientes de bocadillo y platos.

7. Consumir pescado en abundancia (se recomienda el consumo de pescado azul una o dos veces por semana) y huevo con moderación (de tres a cuatro huevos a la semana).

8. La fruta tendría que ser el postre habitual. Los dulces y pasteles deberían consumirse ocasionalmente.

9. El agua es la bebida por excelencia en el Mediterráneo. El vino debe tomarse con moderación y durante las comidas.

10. Realizar actividad física todos los días, ya que es tan importante como comer adecuadamente.

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