La depresión va más allá de sentirse muy triste, así que ver a una persona triste y apática de forma frecuente es apenas la punta del iceberg de este trastorno, aunque sí puede tomarse como una señal de alerta.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la depresión “es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración”.
Puede llegar a hacerse crónica o recurrente, dificultando el desarrollo de las actividades del trabajo o la escuela, además de la capacidad para afrontar la vida diaria. En su forma más grave, puede conducir al suicidio.
En México, según señala la Secretaría de Salud, alrededor de 15 millones de personas padecen algún trastorno mental, la depresión y la ansiedad son las más comunes entre la población.
Con el confinamiento ocasionado por el coronavirus, la prevalencia de ambos trastornos aumentó en el país. Al menos hasta finales de 2020, se contaban a 6 mil 827 personas que se les detonó algún trastorno mental durante el confinamiento, según el Reporte del Comité de Salud Mental de la Secretaría de Salud.
¿Cómo saber si alguien padece depresión?
No solamente hay que tener en cuenta el estado de ánimo bajo. Aquí algunos de los síntomas que nos deben alertar:
- Tristeza o ansiedad
- Distracción y falta de concentración o memoria
- Pérdida de apetito o de peso
- Problemas para dormir o insomnio
- Repentina pérdida de interés en las actividades que antes se disfrutaban
- Retraimiento social y problemas para socializar.
Cómo ayudar a alguien que tiene depresión
¿Un amigo o una familiar tuyo padece depresión? Toma en cuenta los siguientes consejos para ayudarlo.
Escúchalo. Cuando menos te lo esperes, la persona podría empezar a contarte sus preocupaciones y angustias, así que demuestra tu apoyo y que realmente te interesa.
Usa las palabras correctas. Algunas frases recomendadas por el US Department of Health and Human Services son: «dime cómo te sientes, estoy para escucharte y apoyarte», «puedo llevarte a la cita con el doctor o recordarte tomar medicamentos», «no tienes nada de qué avergonzarte, no eres la única persona que padece depresión«, «déjame recordarte todas las cosas que me encantan de ti».
No agobiar ni sobreproteger. Las personas con depresión son muy sensibles a los ofrecimientos de apoyo, pero hay que cuidar que esta ayuda no sea agobiante, invasora ni maternal. Hay que ser afectuosos, comprensivos y pacientes, siempre respetando el espacio del otro.
No te tomes las cosas tan personales. Nada es culpa tuya, pero la persona tampoco tiene el control de su situación, así que respira profundamente cuando sientas que la relación se está poniendo tensa.
No olvides que la depresión es una enfermedad. Evita dar consejos del tipo “si yo fuera tú…”, “yo haría…”. Tampoco des órdenes como “levántate, estar en la cama todo el día no te sirve de nada” o hagas señalamientos como “las cosas no son tan malas como las ves”, “anímate”. Lo único que provocarás es que los sentimientos de culpa e impotencia aumenten.
Puedes planificar el trabajo en equipo. Motiva a la persona a realizar cosas contigo. Hacer paseos, cocinar, ver una serie. Recuerda que no hay que forzarlo o exigirle demasiado.
Estar atento a su tratamiento. Si tienes el tiempo, puedes acompañarlo a su sesión de terapia y estar al pendiente, sin ser invasivo, sobre su tratamiento y avances.
